En nuestro mundo de la Agilidad últimamente hemos comenzado a detectar señales de crisis. Lo que alguna vez fue un enfoque aclamado por su capacidad para impulsar la productividad en el ámbito digital, hoy se enfrenta a críticas y una pérdida de confianza.
Se han eliminado equipos responsables de Centros de Excelencia, roles encargados de la implementación de la Agilidad han sido descartados por ser caros y no haber demostrado valor para mantenerse, y muchos tomadores de decisión han expresado insatisfacción ante las considerables inversiones en Agilidad, sin obtener los resultados deseados en términos de ganancias o experiencia del cliente. En resumen, hemos descubierto que implementar estructuras ágiles, o incluso generar más software en menos tiempo, no garantiza automáticamente mejores resultados ni una experiencia más satisfactoria para nuestros clientes.
Ante estas críticas, aquellos de nosotros que hemos invertido tiempo y esfuerzo en promover la Agilidad como un medio para mejorar tanto la dimensión humana como la empresarial de nuestras organizaciones nos sentimos, sin lugar a dudas, frustrados. A menudo decimos: “Los tomadores de decisiones simplemente no entienden la Agilidad”.
Parafraseando la Biología Cultural de Humberto Maturana y Ximena Dávila, podemos plantearnos una pregunta crucial: “¿desde dónde hablan los que hablan?”. Es decir, ¿qué experiencias han llevado a los tomadores de decisiones a perder la confianza en la Agilidad? Porque no podemos ignorar que parte de este problema podría ser una falta de comprensión mutua.
Para abordar esta cuestión, hemos iniciado una serie de conversatorios destinados a fomentar un diálogo franco y constructivo que arroje luz sobre la situación actual de la Agilidad. Debemos enfrentar esta “crisis” emergente con apertura y disposición para aprender y “descubrir mejores formas” (tal como se expresa en el Manifiesto Ágil).
En las próximas semanas, compartiremos nuestros descubrimientos y reflexiones derivados de estos diálogos. Es hora de examinar críticamente la Agilidad, entender sus desafíos y, juntos, trazar un camino hacia un futuro mejor para nuestras organizaciones y quienes las conforman.